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Bom Senso: por un fútbol mejor

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Bom Senso F. C. es un movimiento que surge el 30 de septiembre de 2013, con una élite a la cabeza formada por grandes nombres del fútbol brasileño e internacional como Alex, D’Alessandro, Zé Roberto, Gilberto Silva, Rogério Ceni o Dida. Estos jugadores eligieron representar el movimiento para debatir sobre los problemas que rodean al fútbol brasileño y para combatir la acomodación y la falta de unión, revisando todos los puntos comunes que afectan a jugadores, hinchas, patrocinadores, y clubes. Después de que los atletas y los especialistas del movimiento realizaran diversos estudios sobre la situación del fútbol brasileño, se centraron en diversos temas que fueron presentados al Gobierno, a la Confederación Brasileña de Fútbol, al resto de atletas y a la prensa. Bom Senso estaba dispuesto a debatir sobre el nuevo calendario para el fútbol de Brasil, el fair play financiero y una mejora para el mayor disfrute de los hinchas. Dados los primeros pasos y sentados los temas sobre los cuales debatir, y una vez manifestadas sus ideas en la cancha de fútbol, el Bom Senso, “Sentido Común” en castellano, recibió el reconocimiento de la opinión pública. Más de 1.000 atletas compartiendo un mismo sueño, un movimiento para cuidar el fútbol, dispuesto a dotarlo de una mejor calidad, con protagonistas más cualificados, con más hinchas en los estadios y, en definitiva, una lucha justa que quiere tratar al fútbol brasileño como lo merece, con cariño y dedicación. Bom Senso es un buen ejemplo de como el deporte y sus deportistas pueden unirse y conformar una gran herramienta de manifestación.

EL CALENDARIO
Uno de los temas más urgentes en el fútbol brasileño y sobre el cual los atletas piensan que una reorganización del calendario puede fortalecer las bases de los clubes y el futuro de muchos de sus jugadores.
Los datos actuales que se arrojan son que el 85% de los clubes brasileños permanecen inactivos durante seis meses al año. Evidentemente hablamos de los clubes más pequeños que, a la larga, son los más perjudicados por el calendario, que favorece solamente a los grandes.
Este hecho es lo que convierte en insuficiente el trabajo y esfuerzo de los clubes pequeños y no les deja sobrevivir en el escenario brasileño, ya que no consiguen mantener un buen rendimiento y ni tan siquiera pueden desempeñar un trabajo continuo con los jugadores que podrían mantener una carrera y sustentar el ciclo del fútbol. De esta manera, los atletas que disputan solo las ligas locales firman un contrato de 3 o 4 meses y una amplia mayoría corren el riesgo de no recibir sus sueldos al finalizar las ligas.
En el otro extremo, los equipos de la élite brasileña tiene exceso de partidos y la mayoría de ellos se quedan sin tiempo para poder realizar una pretemporada en condiciones que posibilite una mejor preparación de los equipos y un mayor rendimiento una vez comenzado el torneo. Lo que normalmente nosotros vemos en Brasil son equipos mezclados en el inicio de las ligas locales ya que se toman como prioridad las ligas nacionales e internacionales, como la Libertadores y la Copa de Sudamérica.


Mientras que países como Alemania, Italia, España o Inglaterra tienen una media de 64 partidos al año, en Brasil son una media de 85 partidos. Bom Senso apuesta por que se pueda trabajar mejor y con más calidad, reduciendo tal cantidad de partidos que a la larga, tras una corta pretemporada o la ausencia de ella, llevan a muchos equipos a la lesión de sus jugadores, algo que también influye en el nivel técnico de los partidos. Por si fuera poco, esta situación genera un alto coste para el mantenimiento de los jugadores del club, pues las plantillas se incrementan para que el equipo tenga las condiciones suficientes como para aguantar el desgastefísico de una temporada interminable.
Las ventajas de las propuestas de Bom Senso para los clubes pequeños suponen un aumento del número de partidos oficiales, con un calendario anual para más de 469 clubes y la mayor posibilidad de contratos anuales con los atletas y la generación de renta continua al año. Además de ello se prevee el crecimiento y la profesionalización del fútbol local y el incentivo para los patrocinadores.
Para el fútbol de élite, las ventajas de las propuestas de Bom Senso llevan a una reducción del número de los partidos oficiales, con la Liga Brasileña solo en los fines de semana; un aumento de la media de público y, además, una plantilla más cualificada y con menos costo con una mejor preparación y con menos riesgo de lesiones.

FAIR PLAY FINANCIERO
La segunda bandera del movimiento quizá sea una de las más importantes y, a la vez, la más simple: los clubes no pueden gastar más de lo que reciben. Las deudas de los principales 24 clubes brasileños no solo no se ha reducido sino que ha crecido hasta el 74% en los últimos años. El valor de endeudamiento de los clubes con respecto a los tributos al Gobierno alcanza los 2’5 millones.
Bom Senso tiene claro que la falta de control financiero por parte de los dirigentes es el principal factor de este endeudamiento. Además, escudados en la importancia del fútbol en Brasil para los hinchas, se dedican a gastar más para la consecución de títulos, amparados en una falta de regulación de la gestión financiera de los clubes.
La entidad propuesta por Bom Senso se encargará de poner en orden todos los requisitos definidos para una mejor gestión financiera, pudiendo monitorear las actividades de los clubes, con la posibilidad de poder aplicar sanciones ante el incumplimiento de las reglas que pueden llegar a la exclusión de las ligas.
El modelo, que ya existe en Europa adoptado por la UEFA, se aplica ya en 5 Ligas. Los números que arroja Europa son prueba de su funcionamiento: en los dos primeros años se han reducido los gastos en un 36% en materia de intercambio de jugadores entre los clubes. El fair play financiero es una forma de estimular a los clubes para no gastar más de lo que reciben y garantizar el mantenimiento del fútbol.

LOS HINCHAS
Otra de las preocupaciones del Bom Senso es la afición, muy afectada por la poca seguridad de las canchas, el alto precio de las entradas y los horarios de los partidos que apenas si favorecen a una mayor asistencia. Al fin y al cabo, los hinchas son el gran motor de uno de los grandes deportes de Brasil, quizá del mundo. No es un problema que pueda resolverse de la noche a la mañana, pero lo cierto es que el fútbol brasileño, muy arraigado en el país, se encuentra en la 18º posición del ránking de la media de asistencia de público a los estadios.


Un texto de: Débora Saldanha | @elafala_futebol

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