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Equipos con sabor a revolución

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Un texto de: Carlos Rodríguez.


El fútbol como deporte popular no ha sido ajeno a los procesos de cambio revolucionarios que se han vivido a lo largo de la historia. Bien fuese para utilizar a tal o cual equipo para fines meramente propagandísticos, bien porque los origenes de muchos clubes tienen su germen en la clase obrera más inquieta, motor, sin duda, del crecimiento y expansión del fútbol.

Una de las historias más conocidas nos lleva hasta los orígenes de Chacarita y Argentinos Juniors. Un grupo de seguidores de Kropotkin, ideólogo anarquista ruso, fundó el 15 de agosto de 1905 un club de fútbol en La Paternal. El nombre originario era Mártires de Chicago, en honor a militantes anarquistas ahorcados en 1886 tras impulsar una serie de huelgas a favor de la jornada laboral de ocho horas. Terminaron por llamarse Argentinos Juniors, con una camiseta roja, representativa del color del socialismo. Un año después, en 1906, se fundaba el Chacarita, concretamente un 1 de mayo, Día del Trabajador, por afiliados del Comité Socialista que también adoptaron la camiseta roja a la que más tarde se le añadiría una franja blanca.

En medio de la corriente anarquista también nació el Club Atlético Colegiales, fundado el 1 de abril de 1908 bajo el nombre de Club Atlético Libertarios Unidos, con un escudo en rojo y negro, seña de identidad del anarcosindicalismo. Las persecuciones ideológicas de la época, llevaron al Club Atlético a tener que cambiar su nombre por el de Sportivo Norte.

Otro de los casos, este ligado al amplio mundo de los trabajadores de ciertos sectores, es el del equipo Club Deportivo Arturo Fernández Vidal de Chile, fundado en 1897 bajo el nombre de Club Deportivo Ferroviario Internacional por los trabajadores de la Maestranza de los Ferrocarriles del Estado y que terminó llevando el nombre del Contraalmirante Arturo Fernández Vidal, enviado por el Gobierno para reprimir la huelga de los trabajadores del ferrocarril y terminó posicionándose a favor de los obreros.

Un equipo también abiertamente relacionado con el anarcosindicalismo es el RNK Split de Croacia, fundado por anarquistas en 1912 bajo el nombre de HRSD Anarch y con una militancia obrera muy marcada. Durante la Guerra Civil española, el club organizó una expedición para luchar en el bando republicano que terminó fracasando. Con la pertenencia de Croacia al fascismo de Mussolini, bajo la autoridad de la denominada Gobernación de Dalmacia (1941), el RNK Split, además de su rival, el Hajduk, se negaron a jugar en la Liga italiana. Durante la Segunda Guerra Mundial, un buen puñado de jugadores y ex-jugadores del equipo se unieron a la resistencia partisana, donde perdieron la vida más de 120 miembros del RNK Split.

La relación entre sectores obreros y el fútbol es un pozo sin fondo. Sin duda, el lugar donde existe una mayor relación es la antigua Unión Soviética. Entre un buen puñado de equipos destaca el nacimiento del Lokomotiv de Moscú, fundado en 1923 en plena efervescencia del movimiento bolchevique y cuya primera denominación fue la de Club de la Revolución de Octubre. Aunque, claro está, el equipo del pueblo era el Spartak de Moscú, en contraposición a, por ejemplo, el CSKA, el equipo del Ejército. El Spartak tomaba su nombre del famoso esclavo tracio Espartaco, quien lideró la revolución más importante contra la República de Roma. La historia de Espartaco fascinaba a Nikolai Starostin, capitán de la selección de la URSS en la década de los 30 y amigo de Alexander Kosarev, secretario del Komsomol (Juventud Comunista), quien lo contrató a él y a sus hermanos para llevar las riendas del Spartak.

En el resto de Europa hay un sinfín de ejemplos de equipos surgidos en plena efervescencia del movimiento obrero o bien a raíz de la oposición a la dictadura o con páginas en su historia de pequeñas gestas de rebelión. El Schalke 04 en Alemania fue uno de los equipos utilizados por el III Reich dentro de su maquinaria propagandística para dar ejemplo de lo que ellos entendían como la “nueva Alemania”. En contraposición el Borussia Dortmund se caracterizaría por una férrea resistencia anti-fascista. Funcionarios del club publicaban panfletos de propaganda anti-nazi y su presidente fue despedido por su negativa a afiliarse al Partido Nacionalsocialista.

Uno de los equipos más rebeldes en Alemania es, sin duda, el St. Pauli, club declarado públicamente de izquierdas, antifascistas, antirracistas, antisexistas y un buen número de antis más y que llegó a la Primera División en 1977, en pleno auge del movimiento punk. El equipo “pirata” abre sus encuentros con el “Hell’s Bells” de ACDC.

El equipo revolucionario por excelencia en Italia es el Livorno, en clara contraposición a lo que históricamente representa la Lazio, asociado siempre a la ultraderecha fascista. El Livorno, fundado en 1915, es el club representativo del Partido Comunista Italiano pues Livorno es una ciudad obrera, zona de puerto industrial y cuna histórica del PCI. Los hinchas del club portan banderas del Ché y hacen visibles emblemas como la hoz y el martillo mientras corean himnos del comunismo como “Bandiera Rossa”.

En España, en oposición a la dictadura franquista tenemos el claro ejemplo de dos equipos, fundados mucho antes del Golpe de Estado del General Francisco Franco y el inicio de la Guerra Civil. En contraposición a la utilización del régimen franquista con fines propagandísticos del Real Madrid, el FC Barcelona representaba al nacionalismo catalán y a parte de los valores de la República. Una vez iniciada la Guerra Civil, el Barça iniciaría una gira con el objetivo de recaudar fondos a favor de la causa republicana y durante el franquismo se erigiría como opositor al vuelco ultra católico que había dado el país y al centralismo español representado por Madrid. Por su parte, el Athletic Club de Bilbao, con una política deportiva en la que solo tienen cabida futbolistas nacidos en el País Vasco, es el representante por excelencia del sentimiento vasco. Durante los oscuros años de España representó a los ideales anti-monárquicos y republicanos, iniciando también una famosa gira bajo la denominación de selección de Euzkadi que llevó al equipo incluso a Moscú. Durante el franquismo, en una clara posición anti-nacionalista de la dictadura, el equipo fue oblicado a llamarse Atlético de Bilbao.

Con respecto a la tradición nacionalista, el número de equipos representativos de un sinfín de sectores ideológicos también es bastante amplio, aunque históricamente son bastante conocidos los casos de algunos de los clubes más importantes de la zona de Irlanda.
Hoy desaparecido, el Belfast Celtic Football Club, de la ciudad de Belfast en Irlanda del Norte, fue considerado como el club católico de Irlanda e históricamente estuvo vinculado al nacionalismo irlandés hasta que el agravamiento de los conflictos religiosos terminaron por perjudicarle. El club abandonó las competiciones oficiales tras una serie de sanciones impuestas por enfrentamientos derivados de los partidos contra el Linfield FC, tradicionalmente relacionado con los unionistas. El equipo desaparecería finalmente en 1949. El relevo representativo de la comunidad católica sería el Donegal Celtic, fundado en 1970.
En contraposición al Belfast Celtic, encontramos al Celtic de Glasgow, históricamente representativo de nacionalistas, católicos y clases más bajas, cuyo rival es el Rangers, fiel reflejo del lado de protestantes, unionistas británicos y clases más pudientes.

En otro punto es muy notoria la existencia de clubes que nacen en honor ya no a ideologías, sino a líderes ideológicos y cabezas visibles de procesos revolucionarios. Uno de los iconos por excelencia de la izquierda revolucionaria, el Ché Guevara, no solo ha inspirado organizaciones y partidos, sino que su rostro y su nombre han terminado ligados a equipos de fútbol. Es el caso del Club Social Atlético y Deportivo Che Guevara, en Argentina, cuna del revolucionario. El club se fundó en diciembre de 2006 por iniciativa de Mónica Nielsen, funcionaria y militante del Partido Socialista Popular y Claudio Ibarra, técnico de fútbol base. Su equipación, por si su nombre llamaba a engaño, no deja lugar a dudas: camiseta roja con el rostro del Che y la leyenda “Hasta la victoria siempre” en la parte trasera.

Aunque si hay un caso curioso es el que nos encontramos en Huamanga, en el Distrito Carmen Alto, situado en Ayacucho, Perú. El 16 de diciembre de 1974 un grupo de estudiantes de la Universidad de San Cristóbal de Huamanga decidieron fundar el Club Deportivo y Cultural Ho Chi Minh, poeta, político y guerrillero, figura clave del movimiento comunista en Vietnam. El crecimiento del club en su ya dilatada historia ha hecho que la institución cuente con un equipo senior, una sección femenina y un equipo de voleyball. Además, los jóvenes que pasan a formar parte de la academia del club no solo se dedican a perfeccionar el arte del fútbol, sino que también se les inculcan los valores del líder comunista vietnamita. Eso sí, durante un tiempo no todo fue idílico para este curioso club. En la época de la dictadura militar de Perú, el nombre de Ho Chi Minh en el equipo no podía traer nada bueno. Por si fuera poco, por aquellos tiempos comenzaba a crecer el terrorismo y se hacía fuerte la organización Sendero Luminoso, cuyo germen fue precisamente la Universidad de Huamanga, por lo que el cerco dictatorial era mayor sobre el club.

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