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Herrerín y la portería del Bernabéu

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Fue un primero de abril de 1998, miércoles. El Real Madrid disputaba el partido de ida de las semifinales de la Copa de Europa frente al Borussia Dortmund en el Santiago Bernabéu.
Por aquel entonces el Real Madrid llevaba 17 años sin disputar una final (había jugado la última contra el Liverpool en 1981) por lo que el partido era de una trascendencia mayor. El Santiago Bernabéu presentaba un lleno hasta la bandera (la taquilla del partido ascendió a los 330 millones de pesetas) con todos sus aficionados ansiosos de una victoria del conjunto blanco y alcanzar la tan ansiada final. Cerca estuvieron de no poder verlo. Van der Ende, el árbitro holandés encargado de dirigir el encuentro, estuvo a punto de suspenderlo.
Todo ocurrió en el fondo sur donde aún tenían cabida los Ultras Sur quienes derrumbaron la portería amarrada a la valla que terminaron por vencer. Nadie daba crédito a lo que estaba ocurriendo, ni los espectadores ni los comentaristas de televisión (Míchel era uno de los que ponían voz a los partidos de Copa de Europa televisados por la pública). Tampoco el árbitro, que sufrió las presiones de los jugadores del Dortmund para que se suspendiera el partido ya que aquello les otorgaría una victoria por 0-3

Una portería en el suelo. Y Van der Ende decidió esperar para ver que ocurría. Mandó a los jugadores a los vestuarios y dio paso a uno de los héroes anónimos de esas noches en las que los protagonistas suelen andar vestidos de corto y trotando por el césped y el mundo es incapaz de reparar en cualquier otra presencia.


Agustín Herrerín, hoy delegado de campo, tenía  entonces 63 años. Seguramente, tras cuatro décadas en el Real Madrid, no haya visto nunca nada parecido. Herrerín consultó con Julio Casabella, el delegado de campo en 1998, y tras revisar la portería vieron imposible arreglar el marco. Comenzó entonces la aventura para evitar la suspensión del partido.

Se necesitaba una portería de repuesto, pero el Santiago Bernabéu no contaba con ninguna. Herrerín no tuvo más remedio que salir del estadio y marchar a la Ciudad Deportiva, a dos kilómetros, en busca de una nueva portería. 

Como aquella noche todo iban a ser contratiempos, cuando llegó a la Ciudad Deportiva, cerca de las nueve de la noche, no había nadie. Con 63 años Herrerín tuvo que saltar la valla y encontrar una portería. Solo había un pequeñísimo problema: trasladarla hasta el Santiago Bernabéu.
Herrerín convenció a unos camioneros que se encontraban cenando para transportar la portería en su vehículo hasta el estadio (se les pagó después 100.000 pesetas). Castellana abajo marcharon Herrerín, los camioneros, el camión, la portería y una escolta policial rumbo al Santiago Bernabéu. 

Tras hacer malabarismos para lograr entrar la portería por uno de los vomitorios que daban acceso al césped, pasadas las 21:45 los delegados de la UEFA medían y golpeaban los palos y levantaban su pulgar señalando que todo estaba correcto.
Con una hora y cuarto de retraso, Van der Ende reanudó el partido. Había sido uno de los bochornos más sonados de la historia reciente del Real Madrid, retransmitido en directo a medio mundo, pero Agustín Herrerín había logrado que aquel partido no se suspendiera. 50 días más tarde, el Real Madrid levantaba la "Séptima" tras vencer a la Juventus con un gol de Mijatovic. 
El Real Madrid no saldría limpio de todo aquello, claro está. Se puso en duda el exceso de venta de entradas de pie y, sobre todo, la excesiva permisividad con los Ultras Sur. Al club blanco se le multó con 130 millones de pesetas, una de las multas más cuantiosas del fútbol europeo, y le cayeron dos partidos de sanción que finalmente se redujeron a uno.
Un texto de: Álvaro Ramírez | @alv_var

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